El informe Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición se publicó en octubre de 2015. Varios miembros del IBFAN, a saber, Patti Rundall, Lida Lhotska, Marcos Arana y Xaviera Cabada, contribuyeron a su elaboración.

En su artículo titulado The ‘Business of Malnutrition’: The Perfect Public Relations Cover for Big Food, la portavoz mundial de IBFAN, Patti Rundall, se refiere a las corporaciones alimentarias que se asocian con instituciones gubernamentales y ONG para evaluar la desnutrición y la sobrealimentación, causadas inicialmente por las malévolas prácticas de marketing de las mismas corporaciones alimentarias. Varias multinacionales también han adoptado voluntariamente programas de RSC para comprometerse con la causa. Sin embargo, estas alianzas e iniciativas se han convertido en un mecanismo de las corporaciones para evitar una reputación negativa y, por tanto, en una estrategia de relaciones públicas. Esto ha resultado contrario a socavar el impacto de los alimentos procesados y se les han facilitado nuevas oportunidades de negocio.

Marcos Arana Cedeño y Xaviera Cabada muestran el impacto negativo del «multi-stakeholderismo» en su artículo Políticas de nutrición rehenes de multinacionales y conflictos de interés: La epidemia de obesidad y diabetes en México. Debido a la comercialización y publicidad engañosa de alimentos procesados y poco saludables en los últimos años, los niños en México han sufrido de un aumento exponencial de la obesidad y la diabetes. Para redimir y contrarrestar estos efectos, el Gobierno y las multinacionales de la alimentación se han asociado, dando lugar a diferentes iniciativas en el marco de la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNH). La CNH utiliza fondos públicos para proporcionar Tarjetas Sin Hambre a las personas que viven en la pobreza, para que puedan adquirir productos alimenticios enumerados. Sin embargo, una gran parte de estos productos alimentarios listados son producidos por las multinacionales de la alimentación, lo que significa que los fondos públicos se utilizan para «patrocinar» de alguna manera a empresas privadas.

En todos los escenarios anteriores, las intervenciones destinadas a atajar la malnutrición se basan en productos alimentarios industriales, lo que permite a las corporaciones alimentarias beneficiarse de la incorporación y promoción de más alimentos procesados en el mercado, sustituyendo así a los alimentos locales.

Lea el informe completo: Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición, 2015/Número 07 (88 p.)